Tradiciones santiagueñas
TRADICIONES SANTIAGUEÑAS; Costumbres y creencias populares conservadas en el tiempo
La mesa está servida. Los santiagueños te esperan con platos para celebrar el encuentro. Descubre costumbres heredadas de las culturas prehispánicas. Sabores, aromas y colores que varían en cada estación del año. Recetas creadas con alimentos que brinda la naturaleza. Las tortillas y el chipaco. Las empanadas y los pasteles. La carne de cabrito, de vaca y de cerdo, preparadas a la parrilla o al horno de barro.
Saborea las típicas preparaciones santiagueñas con maíz: la mazamorra y los tamales, la humita y la carbonada, el locro y el maíz tostado. Aquí también te esperan el patay y los moroncitos, preparados con harina de algarrobo; y el bolanchao, hecho con los frutos del mistol. ¿Te gustan los dulces? Prueba el arrope. Y a la hora de beber, no te pierdas la aloja y el emblemático mate. Disfruta los sabores de Santiago del Estero.
Para nosotros, los santiagueños, las tradiciones poseen un valor significativo. Esos hechos y costumbres conservadas en el tiempo cobran un significado especial en nuestro pueblo. Ese legado ha pegado hondo en el sentimiento popular a punto tal que cada santiagueño, mas allá del lugar que habite, sigue rescatándolas y conservando celosamente esos valores culturales.
Conceptualmente los estudiosos e investigadores marcan la diferencias entre folclore y tradición. La antropología incluye en su estudio el folclore. Mientras que las tradiciones son las imágenes del alma del pueblo. Es la síntesis espiritual con arraigo que resulta de esos valores. Las tradiciones son esos hechos que traducen la sentida necesidad de vivirlos, anhelo de conservarlos, de dignificarlos, crean la obligación de defenderlas y se incorporan como base de sustentación de la vida nacional. Las tradiciones elevan la cultura del pueblo se afirman en el tiempo y definen espacios.
Tal vez por ello muchas veces sin saberlo, seguimos preservando esos sucesos heredados de nuestros orígenes ancestrales que cada santiagueño se ha encargado de custodiar, incluso cuando tuvo que abandonar su pueblo por cuestiones laborales y comenzar una nueva vida en cualquier lugar del mundo, llevo esas tradiciones que todavía perduran y riegan su vida diaria.
El canto nativo, las danzas, mitos, leyendas, creencias y supersticiones, fiestas populares, las artesanías, comidas regionales, juegos infantiles, diversiones y el habla popular, dichos, refranes, adivinanzas, cuentos, fábulas y la poesía tradicional, la medicina natural a base de nuestra flora y fauna autóctona, todo ello guardan las tradiciones de nuestra raza y cada uno de nosotros se ha ocupado de mantenerlas.
Las tradiciones santiagueñas viven hoy en el quehacer de nuestro pueblo. Nunca se fueron, cada uno de nosotros se encargó de retenerlas a lo largo del tiempo. Convivimos con ellas porque son el fruto de la planta originaria donde abrevamos esa fuente inagotable que fue traspasando de generación en generación. Y ante una globalización que parece empeñada en hacernos omitirlas y abandonarlas, los santiagueños nos orientamos en ese camino conviviendo, valorando y cultivando nuestras tradiciones.
LENGUA
Santiago del Estero es una provincia en la que el biligüismo quichua-castellano se presenta como característica notable dentro del territorio argentino.
El origen del quichua en la provincia es un enigma para los investigadores del tema. Algunos sostienen que llegó con los conquistadores españoles, quienes venían acompañados por personas que hablaban la lengua de los incas y que fueron éstos quienes la transmitieron a los indígenas que poblaban el territorio provincial. Esta teoría es apoyada por el famoso quichuista Domingo A. Bravo.
Otros estudiosos opinan que Santiago del Estero formaba parte del imperio de los incas y que los aborígenes de la zona ya conocían y hablaban el quichua antes de la llegada de los españoles.
Cualquiera sea la respuesta a este interrogante, lo cierto es que en Santiago hay departamentos como Salavina, Loreto, Figueroa, Atamisqui y Avellaneda en los que aún hoy se habla quichua.
¿COMO HABLAMOS LOS SANTIAGUEÑOS?
Además del empleo de vocablos quichuas, hay ciertas particularidades que el Prof. Elvio Aroldo Avila (escritor, periodista, profesor e investigador de los fenómenos lingüísticos), consideró importante destacar:
- La tonada: similar a la mejicana y en cierto aspecto a la chilena.
- El seseo: la “s” se pronuncia arrastrada y suele sonar como un silbido.
- La “i”: la “y” se pronuncia como “i”. Por ejemplo en lugar de “ayer”, se pronuncia “aier”; o “maio” por “mayo”; o “io” por yo.
- La “r” y la “rr”: cuando constituyen la primera letra de una palabra, se pronuncian con un timbre sibilante y arrastrado.
- Los verbos: si bien existe el “voseo” (“vos” en lugar de “tú”), el verbo en presente se emplea correctamente. Por ejemplo: vos “quieres”; vos “sabes”; vos “tienes”.
Otra característica es la preferencia en el uso del verbo en pretérito perfecto del modo indicativo, en lugar del pretérito indefinido. Ejemplos: “He venido” en lugar de “Vine”; “He trabajado” en vez de “Trabajé”.
- Expresiones típicas: hay costumbres idiomáticas muy usadas en el lenguaje coloquial. Ellas son:
“¿Qué no?": la intención es indagar sobre la aceptación o acuerdo por parte del interlocutor acerca de lo que se habla. Ejemplos: “Te gusta, ¿qué no?”; “Hoy hace calor, ¿qué no?”.
“Pues” o “Po”: es una muletilla que refuerza lo hablado. Ejemplos “No te vayas, pues”. “Ayer bailamos, po”.
“Meta”: se emplea como afirmación. Ejemplo: Nos encontramos allá. “Meta”.
Etiquetas : Costumbres
Carlos Perez
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